lunes, 9 de septiembre de 2013

101. Silencio y blog en blanco

Sin darme cuenta, y sin que yo quisiese voluntariamente que así fuese, a la entrada número 100 en este blog -9 de mayo- le ha seguido un largo período de sequía creativa. Mea culpa. Aunque más bien debería denominarla de olvido, pues aunque no con demasiada frecuencia, si he continuado escribiendo en mi otro blog (en gallego) durante estos últimos cuatro meses.

Tengo que reconocer que sigo sin tener muy claro qué busco en este blog, que al desviar las publicaciones más personales se ha quedado vacío de contenido, a la espera de grandes publicaciones que nunca acaban de llegar. Espero por una inspiración o unos hechos o éxitos extraordinarios a comentar, y siempre me parece que la vida ordinaria no es digna de una página que intento catalogar como “profesional” y no “personal”, diferenciándola así de su filial de wordpress.com en gallego. El resultado es que exceptuando algunas entradas de opinión y reflexión, desde mi regreso de Suecia apenas he puesto el programa de un par de conciertos y audiciones del conservatorio.

No sé si debo cambiar mi modelo de blog, por la incapacidad que manifiesto para dotarlo de un contenido regular acorde con su situación en la red. No voy a decir que sea un blog de éxito, nada más lejos de la realidad, pero no es invisible, las visitas no son abrumadoras, pero son constantes en el tiempo incluso a pesar de la falta de regularidad y publicidad, llegando a sumar cerca de 17.000 visualizaciones a lo largo de todos estos años desde que Blogger comenzó a contar visitas en mayo de 2007. También me sorprende que –gracias sobre todo a Google- sigan llegando visitas cuando no suelo buscar polémica, ni trato temas calientes de la actualidad, tampoco recibo comentarios, no busco provocaciones y no publicito mis entradas más allá de un aviso en RR.SS. (Twitter, Facebook) cada vez que publico o un tema se vuelve a poner de actualidad. Y es por eso que pienso que pese a cómo lo maltrato presiento que este blog tiene potencial como plataforma a través de la cual llevar ideas, contenidos y opiniones al mundo.

Quizás el problema no sea  el modelo sino la desmotivación que sufro a la hora de involucrarme activamente en la reivindicación, a la vista de la situación política, social y económica del mundo… vale, del Sur de Europa. No me gustan las etiquetas que tanto abundan y, por lo tanto, no me gusta que me etiqueten. No me creo la idea de que la humanidad entera, con la complejidad neuronal y psicológica que hay en una sola persona, estemos condenados e elegir entre A y B, blanco y negro, como si no existiesen los grises, los puntos intermedios. No me gustaría ganar “audiencia” a base de provocar a la gente, de buscar morbo, pues a diferencia de los periodistas yo no tengo que venderle nada a nadie, sino que me interesa ganar otro medio de comunicarme con el mundo, ya sea a través de la música –como lenguaje universal-, de opiniones escritas, de fotografías o de cualquier otro modo.

Es tiempo de ser más activos, pues la pasividad y la confianza ciega nos han llevado a la situación que vivimos, es tiempo de involucrarse, sin duda alguna.


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